Todo desmontaje y remontaje de un conjunto o subconjunto en el que las piezas trabajan juntas tiene consecuencias específicas: un proceso repetido, no siempre deseable y correcto, de lapeado de piezas ya lapeadas (con forma, con textura), más aún cuando se sustituye una de las piezas que cooperan.
Sustitución de componentes (por ejemplo, pernos) y juntas dañados como consecuencia del desmontaje. La mayoría de las veces, la sustitución de más componentes de los que indica la verificación del equipo. Esto tiene la consecuencia de acortar la vida útil del conjunto, en comparación con el que no está montado (es decir, las piezas que no fallan).
Un ejemplo es la reparación de la caja de cambios principal en, por ejemplo, la PF126, donde no es posible, al sustituir los cojinetes, colocar las ruedas en su montaje original, ya lapeado. El posicionamiento mutuo de las ruedas de una caja de cambios hipoide es fundamental para su durabilidad.
Conclusión: cuando se sustituye un componente defectuoso de un conjunto, hay que prever una reducción de la vida útil de todo el conjunto, así como unos costes de reparación superiores a los previstos. Los pares de componentes acoplados deben intercambiarse cuando se realicen reparaciones, como ocurre, por ejemplo, en las reparaciones importantes previstas por el fabricante del equipo. Otra solución es la reparación y el reacondicionamiento de piezas sin necesidad de desmontarlas, algo que antes era un problema de SF y que ahora es posible gracias a la tecnología de ceramización. Un fenómeno digno de mención es que la eficacia del uso de la tecnología de ceramización, es mayor para los materiales de menor calidad.